Los microorganismos son un componente natural del suelo cuyos beneficios son claros y determinantes en la vida de cultivos y plantas.

Su misión es interactuar junto a raíces y suelo en esa parte de la tierra que rodea a las raíces – la rizosfera-, donde la biomasa bacteriana y microorganismos es sensiblemente mayor. Una mayor actividad microbiana en el suelo contribuye a una mayor movilización de nutrientes bloqueados por lo que, en consecuencia, se obtienen unos cultivos y plantas más fuertes y sanas. Si el suelo es óptimo, la biomasa microbiana desarrolla una simbiosis con las plantas (liberando metabolitos beneficioeos) y moviliza compuestos para su asimilación y ofrecer protección frente a patógenos externos. Si el suelo está agotado o tiene carencias, este ciclo natural desaparece haciéndose imprescindible recurrir a biofertilizantes que completen el ciclo.
Son muchos los tipos de microorganismos existentes en el mercado capaces de movilizar estos nutrientes. Hay descritas unas 11.000 especies de bacterias y más de 100.000 de levaduras y hongos.
Los microorganismos son unos excelentes aliados en la agricultura del siglo XXI. Esta realidad se ha constatado hace pocos años gracias a los distintos ensayos que se han realizado con óptimos resultados. Francisco Soriano Pons, ex Secretario General de la Asociación Española de Fabricantes de Agronutrientes y Profesor de Biotecnología en la Universidad Católica de Valencia sostiene que «los microorganismos son imprescindibles para mantener la fertilidad del suelo, para desarrollar unos cultivos sanos y vigorosos (…). El hombre viene utilizando microoganismos (aunque sin saberlo) desde hace unos 8.000 años, cuando comenzó la elaboración de la cerveza, el vino, el vinagre y posteriormente el pan y otros derivados lácteos. En agricultura los microorganismos son de gran utilidad para el desarrollo de cultivos sanos y vigorosos. Son imprescindibles para mantener la fertilidad del suelo (…). Hasta hace poco tiempo no se les daba la importancia que tienen actualmente en la agricultura y existía un gran escepticismo sobre su eficacia. Afortunadamente esto está cambiando y cada vez son más los productores que utilizan este tipo de preparados y están comprobando los resultados positivos de su apliación como alternativa al uso de otro tipo de fertilizantes»
La normativa europea camina en esta línea y de hecho ya el Reglamento (CE) 834/2007 del Consejo sobre producción ecológica advierte, en su parte preliminar, la importancia de priorizar la fertilización del suelo, no tanto de la planta: «La producción vegetal ecológica debe contribuir a mantener y aumentar la fertilidad del suelo así como a la prevención de la erosión del mismo. Las plantas deben nutrirse preferiblemente a través del ecosistema edáfico en lugar de mediante fertilizantes solubles añadidos al suelo.»

Ficosterra, como empresa de biotecnología aplicada a la agricultura, haciéndose eco de esta realidad, fabrica sus fertilizantes y fortificantes, 100% naturales, bajo el paraguas de una tecnología que combina la acción de varias familias de microorganismos, de gran carga microbiana, con las propiedades y beneficios de las algas, logrando unas singulares relaciones sinérgicas que consiguen no sólo interactuar de forma natural junto a raíces y suelo en beneficio de la planta sino que logran una mayor movilización de nutrientes, favoreciendo el desarrollo de microflora y microfauna en equilibrio, una mayor capacidad de fijación de nitrógeno atmosférico y una mayor liberación de sustancias promotoras frente a patógenos nocivos.